La gestación subrogada - Quiero ser mamá

 

 

 

La gestación subrogada o por sustitución es un debate abierto. Prohibida en muchos países y vigente en otros desde hace años, en un mundo cada vez más global ha hecho entrar en colisión legislaciones y ha hecho aflorar a la calle el que empieza a ser una tímida realidad. Las diferentes normativas provocan desigualdades entre países, lo que facilita el desplazamiento de parejas en lugares donde es posible llevar a cabo la subrogación, como Estados Unidos. El marco legal español prohíbe explícitamente esta práctica, pero eso no impide que cada vez más parejas se decanten por esta opción.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en el Estado, el 16% de las parejas en edad de procrear tienen algún problema de fertilidad. En las últimas décadas, el avance de la medicina y la consolidación de las técnicas de reproducción asistida han conseguido solucionar buena parte de los problemas de fertilidad, ya sean por causas femeninas, masculinas o por la combinación de unas y otras. Pero para una mujer sin útero -pero con ovarios válidos- tener hijos propios sólo será posible a través de la subrogación uterina o por adopción.

La subrogación es, en principio, una opción para mujeres que no pueden gestar y se entiende como el último escalón de las técnicas de reproducción asistida. En este supuesto, la gestante o portadora lleva a cabo el embarazo de un hijo con quien no comparte ninguna vinculación genética. El embrión ha sido concebido con los óvulos de la madre y el esperma del padre. Estas combinaciones pueden ir variando en función de la casuística y puede darse el caso de que una pareja heterosexual pueda necesitar ovocitos o semen de donantes externos de la pareja. En este caso, el niño no tendría ninguna coincidencia genética con sus progenitores. Muy excepcionalmente puede darse la situación de que la gestante sea, a la vez, la donante de los óvulos, caso en el que sí que compartiría vinculación genética con el hijo.

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Nuevos modelos de familia

Pero nuestra sociedad es compleja y cada vez los modelos de familia son más diversos. La existencia de familias compuestas por parejas homosexuales o monoparentales masculinas ponen de relieve otro debate: en estos casos no se llega a la subrogación por una patología femenina sino por la ausencia de una madre que pueda llevar a cabo el embarazo .

A pesar de que la medicina reproductiva ha logrado importantes cuotas de éxito en las técnicas de reproducción asistida, la subrogación abre un debate bioético que la sociedad debe poder abordar sin apriorismos dogmáticos.

Mercantilización, explotación, abuso, desigualdad, privilegio, son términos que se utilizan tanto desde posiciones religiosas de carácter fundamentalista como desde altavoces del feminismo más radical. Que sea posible en países como India, Ucrania, Rusia, Sudáfrica y México, donde la subrogación se puede compensar económicamente, pone de manifiesto muchas de las incertidumbres sobre el procedimiento, ya que se considera que la mujer puede que no se abra desde la absoluta libertad y que no tome sus propias decisiones, sino que participe con una finalidad puramente económica. En otros países, como Canadá o el Reino Unido, donde es posible hacerlo para alguien muy cercano y sin compensación económica -más allá de los costes asociados-, se excluye la mayoría de parejas de otros países. Reproduccion asistida

 

En este sentido, los Estados Unidos, con una tradición de más de treinta años, dan la seguridad jurídica y las garantías legales y sanitarias para que la subrogación se pueda llevar a cabo con éxito. Allí, las gestantes por sustitución perciben una cantidad económica limitada que se entiende como una compensación justa a las molestias y los riesgos asumidos, y también se les pagan los costes de las aseguradoras, el seguimiento médico y la estancia hospitalaria. La compensación es aproximadamente un 25% de lo que cuesta un embarazo subrogado.

Entre los condicionantes para ser gestante, aparte de las condiciones médicas, es necesario que las mujeres tengan autosuficiencia económica, que ya hayan tenido hijos propios y que su entorno social lo apruebe. De hecho, muchas de estas madres lo viven también como un gesto altruista. Es por ello que la mayoría de parejas de nuestro país escogen los Estados Unidos, a pesar del elevado coste del proceso, que puede oscilar entre los 80.000 y los 180.000 euros. Con estas cifras, los casos reales ponen al descubierto historias de mucho sacrificio y esfuerzo de las parejas que eligen esta vía.

El deseo de ser padres

Cuando una pareja decide subrogar su embarazo, lo primero que deberá hacer, a parte de buscar la persona que asuma el embarazo, es redactar un contrato que fije las responsabilidades, los derechos, las obligaciones y el marco económico.

A estos problemas jurídicos, en algunos casos, se les suma los problemas legales. Y es que, para las parejas homosexuales, la adopción internacional está cerrada y las listas de espera para las adopciones nacionales es de cinco años, incluso de hasta ocho años.

Muchos recurren, como hemos comentado, a los Estados Unidos donde el marco legal da mucha seguridad, y culturalmente, la gestación no se hace a escondidas, sino que esta aprobado socialmente, y donde la relación con la gestante es directa y continuada.

Aunque las parejas homosexuales han hecho más visible la gestación subrogada, en el estado de California el 85% de los que recurren son parejas heterosexuales, y el resto son personas solas o parejas del mismo sexo. Y en el conjunto de los Estados Unidos sólo una docena de estados reconocen la paternidad a dos hombres o dos mujeres.

Soporte y legalización

La Asociación para la Gestación Subrogada en España tiene como objetivo presentar una ILP en el Congreso de Diputados para regular esta práctica. Cambiar el marco jurídico aumentaría las garantías de todas las personas que intervienen en el proceso, lo haría más universal y permitiría dar cobertura a todos los supuestos legales. Para quienes han pasado por el trámite de la subrogación, consideran que que no sea fácil ni habitual no quiere decir que sea imposible o que esté mal. Y, de hecho, esto es el impulso de muchas luchas en la vida, en la sociedad y en la historia .

Hasta la fecha, la ley sólo prevé la filiación por parte, además de la adopción. Mientras tanto, la vida y sus complejidades avanzan con paso firme.

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2024-05-17

 

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